El arte del amor y el sexo en una hamaca

Un filósofo venezolano se adentra en el "mundo de posibilidades" que ofrece a la vida sexual un trozo de tela colgada, en su obra "chinchorro sutra".

chinchorro sutra

Si usted no tiene una hamaca - o más bien un "chinchorro", versión más pequeña y flexbile utilizada en los llanos venezolanos --, no ha experimentado el verdadero placer del amor. Y hay más de 60 formas de hacerlo, de acuerdo con el polifacético autor venezolano Carlos Torrealaba
Torrealba, un über master (por encima del nivel de doctorado) en filosofía, doctor en Ciencias Políticas y Sociales, magister en arte militar y poseedor de otros tantos títulos, decidió un día apartar su atención de asuntos como el "socialismo del siglo XXI" o "la muerte" -- algunos de los temas sobre los que versan sus 12 títulos publicados -- para ocuparse de las verdaderas raíces del ser humano.
"La sexualidad es el primer lenguaje, es el tacto y la piel. Si no nos comprendemos a nosotros mismos desde ese punto, todos los esfuerzo serán en vano", argumenta.
Y el escenario de este acto originario, al menos por estas tierras, es un pedazo de tejido colgado por las dos puntas. "El chinchorro es la cuna para el latinoamericano. Es su sala de parto, su cuna, donde hacemos el amor, es la mortaja. Es un elemento fundamental, aunque no lo veamos", sostiene.
"Chinchorro"("Chinchorro")
De acuerdo con Torrealba, incluso en zonas urbanas el impacto del chinchorro es notable. Cifras recogidas a través de estudios académicos señalarían que en Caracas, más del 30% de casas y apartamentos tiene un chinchorro colgado en el patio o el balcón y "más de la mitad lo usa ocasionalmente" en el acto sexual.
El secreto está en que el chinchorro o hamaca "tiene más capacidad de movimiento".
"Es de mucha sexualidad y mucha piel. A veces vas para uno de esos hoteles de camino y te ponen una cama tántrica o un columpio, como que si vas a hacer una presentación del circo de Soleil", señala.        
"El chinchorro tiene un mundo de posibilidades. Te puedes agarrar de cualquier parte, con los pies y con las manos. Y es anatómico: da igual si eres gordo, flaco o estás bien dotado", le explica a BBC Mundo.

El tamaño si importa
¿Y en qué se traduce todo esto? A través de la observación, entrevistas y la experiencia propia, Torrealba recopiló más de 60 posiciones, completas con detalles como "comodida", "ventajas y desventajas" , nivel de "manipulación" y de "penetración" y recomendaciones acerca de cómo colgar el chinchorrro para lograr los mejores resultados.
"Yo estudié el Kama-Sutra...Y hay algunas posiciones que son para atletas también en la versión chinchorro", reconoce el autor. "Pero el llanero es un atleta".
Todas tienen nombres sugerentes, que aluden a esa vida a campo traviesa, de largos paseos a caballo y cría de ganado que es la vida en el llano venezolano o del gaucho en la pampa. Está el "perrito sabanero", "el tractor","el herrero", "la ribereña" o "el alcabarán", por citar algunas en forma aleatoria.
Esto significa también que ningún territorio está vedado en la hamaca. "A medida que van pasando los años en una relación, vas quitando los carteles que dicen 'no pise la grama'. Te das cuenta de que la libertad es querer hacer algo sin necesariamente lograrlo", señala.
Pero en el fondo, advierte, la base de todo trasciende los nombres, la técnica o el mero contacto físico. El libro, sentencia, "te da a entender que el tamaño sí importa: el tamaño del amor, del deseo, de la imaginación". A colgar la hamaca y a mecerse.

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